Ideas preliminares:
a) El sacrificio como destrucción ritual de una Cosa o asesinato (desmembramiento) de un Rey es el origen de lo Sagrado (das Heilige, Sacrum).
b) Monismo: El mundo es el ser-en-su-totalidad (Seiende-in-Ganze) que es desvelado por la Divinidad (cf. Gen.; lo Divino, Gottheit).
c) La aniquilación del Mundo es la aniquilación literal del ser-en-su-totalidad → Deidad → por nosotros, es decir, por nuestras propias manos.
d) El acto del Sacrificio no tiene ningún destinatario: ni los Dioses ni tampoco los Muertos, Nosotros mismos, los Seres Humanos, el Mundo o remitente alguno.
e) El Nacimiento de un Otro Sagrado se da por medio de la revelación de la Nada.
f) Es necesario Otro comienzo/radical [con respecto a todo y frente a la historia del ser-en-su-totalidad].
Aclaración de b y d
(b) El pensamiento normalmente entiende la fórmula el “ser-en-su-totalidad” como el todo o conjunto de cosas materiales. Los dioses, las ideas y los seres inmateriales suelen considerarse como algo ajeno o que existe por encima del ser-en-su totalidad, pero el ser-en-su-totalidad es todo lo que “es” (es ist, this is, etc.) ya sea que se encuentre presente o sea imaginado. Los dioses, las ideas, los muertos, lo inexistente, lo Uno, el pensamiento, etc., también son.
El monismo no es monoteísmo; tal confusión es inaceptable. Lo Uno se manifiesta en la forma catafática de la Divinidad Absoluta.
El Mundo = ser-en-su-totalidad = manifestación exterior.
El ser-en-su-totalidad incluye el ser de la Deidad y la refiere deícticamente.
El hombre es un ser que porta en su interior a la Deidad Absoluta.
(d) El sacrificio debe comprenderse como un acto total donde se niega ascéticamente el deseo tanto de uno mismo como el de los Otros.
El ser-en-su-totalidad = Mundo = Cosa = Rey = Divinidad = Hombre.
Realización de b
La idea del “retorno” o del “despertar” es la forma deíctica del dominio-apropiación de toda la historia en camino a la develación Intima de la Divinidad, donde se produce el dominio de la misma. De hecho, no existe un “retorno” o “despertar” que elimine esta asimilación (convertirse en lo Mismo, lo que domina).
La Divinidad realizó un éxodo que fue partió desde su interior hasta llegar a lo exterior, generando lo existente. Por lo tanto, el olvido de la Divinidad es real; el mundo es real; la muerte es real; la ausencia de la Divinidad en el mundo es real.
La lengua es el don-memoria que la Divinidad dejo tras de sí antes de que el olvido-descubrimiento dirigiera su atención hacia lo exterior.
El “despertar” de la Divinidad se producirá cuando se alcance el punto más bajo del camino-historia, el cual ha significado el alejamiento-abandono del ser, solo en ese momento se producirá una bifurcación y posibilidad de “retorno”. No obstante, el “despertar” es la apropiación-historia de todo el camino-historia recorrido por el ser-en-su-totalidad, La revelación de la Divinidad se producirá en el momento donde se produzca la mayor ignorancia de la misma.
Sin embargo, el acontecimiento por excelencia del “despertar” se realizará solo cuando alcancemos el punto más bajo, es decir, el punto donde la Divinidad no exista y se haya producido la perdida-olvido irreversible de la misma, eliminándose cualquier posibilidad de existencia de la Eternidad.
La aparición y eliminación del tiempo
La revelación-ocultación de la Divinidad en el mundo se produce mediante el despliegue del tiempo, el destino y la historia. Metafísicamente hablando, la historia es una extensión o devenir de los acontecimientos pasados, decadencia, fragmentación y olvido del ser.
El tiempo es el resultado del autosacrificio y ocultación de la Divinidad en el mundo.
Solo cuando la Divinidad alcanza el punto más bajo del ser-finito por medio de su autosacrificio podemos decir que ha sido dominada (haciendo del no-ser una forma de ser-eterno). La asimilación de la Divinidad elimina el tiempo porque el tiempo no es otra cosa que la estructura de la intramundanidad del ser, pero la Divinidad siempre-es-la-misma en cualquier punto contingente del tiempo porque ella existe más allá del tiempo y la historia.
El tiempo es y está presente en el despliegue de la Divinidad en el Mundo, pero la Divinidad como ser (lo Uno apofático sin ningún predicado) existe más allá del tiempo. Por lo tanto, en el momento en que despierte la Divinidad, el tiempo y la historia serán un sueño o un momento sin tiempo.
Para la Divinidad Absoluta cada segundo transcurrido, incluso los momentos en que ella misma se ausentó, desaparecerá y será absorbido por algo que se encuentra más allá del mundo. Para la Divinidad Absoluta y Una todo lo que existe en el tiempo ya ha sucedido u ocurrido. Por lo tanto, para la Divinidad Absoluta no tiene sentido retroceder o volver sobre sí misma al punto más lejano del tiempo o el no-ser porque ella siempre ha sido la misma.
Comentario de f: el lugar de la revelación de lo Otro
El espacio [incluida la metáfora espacial del tiempo] como revelación de lo Otro no es un espacio adyacente superpuesto. La Divinidad, como portadora del yo, no se manifiesta como algo adyacente o distinta del ser-en-sí.
El autosacrificio de la Divinidad crea un espacio-mundo-tiempo que se abre por medio de su-nuestro sacrificio y no tiene nada que ver con los acontecimientos. La revelación-ocultación de la Divinidad se produce aquí y sin la necesidad de las criaturas, es decir, todos los ciclos e iteraciones en los que se produce el nacimiento y la muerte del mundo son, sin nada más, repeticiones crecientes, pero siempre existe un ser que se manifiesta aquí y ahora.
Preguntas fundamentales e inquietantes
¿La manifestación-ocultamiento de la Divinidad Absoluta siempre se produce de la [misma] forma?
¿Acaso es posible que la Divinidad se manifieste en el universo bajo la forma de Otro Ser: una estructura radicalmente diferente al conjunto del ser-en-su-totalidad y su historia?
Kōan
La instancia Radicalmente Otra de la Divinidad revelada-en-el-mundo es la Nulidad de la Divinidad Absoluta.
La Divinidad Absoluta no existe.
29.11 – 21.12.2020
Por Askr Svarte